18 dic 2008

2001/08

En estos siete años, la expansión del diseño argentino incluyó el trabajo social

Moda & Belleza
La Nación
11/12/08

Las épocas de crisis, más allá de lo negativo, siempre tienen algo de esperanzador gracias a personas que detrás de un conflicto ven una oportunidad. Prueba de eso fue lo vivido en 2001 cuando el país sufría la peor debacle económica y los despidos estaban a la orden. En ese período emprendedores decidieron hacer algo, y qué mejor que usar la creatividad. De la mano de diseñadores nacieron proyectos sustentables que sirvieron para dar trabajo enseñando un oficio. Hoy, años después, esos proyectos siguen en pie afrontando otra crisis, con nuevas ideas y el convencimiento de entonces.

Nada se tira, todo se transforma
Proyecto Nido comenzó a gestarse dentro del taller de Mariana Cortés, creadora de Juana de Arco. Los hechos de 2001 habían afectado a sus artesanas, cuyos maridos quedaron desempleados. En ese momento, Cortés cuenta que recordó una técnica de atar trapos vista en Brasil y para lo cual sólo hacen falta restos de telas y manos para anudarlos. Así comenzaron a trabajar varias familias de Florencio Varela y, en poco tiempo, crearon alfombras, almohadones y carteras. "Nido se volvió un proyecto social. A través de los años se consolidó y fuimos tejiendo alianzas con empresas, como Guilford que nos dona telas e Easy que ofrece un espacio para comercializarlos."
El proyecto beneficia a más de doce familias que trabajan en sus casas. Realizan collares, monederos, accesorios para el hogar y muñecos, ganando un 30% del costo del producto, que va de 15 a 200 pesos; el resto es para materiales, impuestos y la continuidad del proyecto. Los productos se consiguen, además de en Tokio, Chile o Nueva York -destinos a los que Juana de Arco exporta-, en el local-casa de arte.

Corte y confección
El compromiso con lo social y el género femenino María Cher lo mamó de chica. Su madre, Liliana Crigna, es licenciada en Trabajo Social y cuenta con experiencia en programas de ayuda. Cuando la diseñadora le comentó acerca de la dificultad que había para conseguir gente que cosiera y trabajara en talleres pusieron en marcha, junto con la Fundación Paz, cursos de capacitación.
Este proyecto, que lleva más de dos años, se llama Cosiendo Redes de Trabajo, y formó a más de 190 mujeres en el oficio de coser. "Nuestra intención es ayudar a mujeres en situaciones de vulnerabilidad social. Se les enseña a utilizar máquinas industriales y a realizar diferentes costuras para que puedan trabajar", explica Crigna. Uno de los últimos desarrollos se hizo en alianza con Paseo Alcorta, y fue la edición limitada de bolsos intervenidos por Rapsodia, A. Y. not dead y su marca, a la venta en BAFWeek y en el shopping. Lo recaudado fue a la Fundación Paz. Hoy vuelven a la venta en la atención al cliente de Paseo Alcorta (70 pesos).

Cultura de trabajo
Instalar centros de producción textil en hogares necesitados o comedores, y crear una marca de ropa solidaria fue la idea de José Sarasola con la Fundación Mediapila. En 2004 se reunió con amigos y delineó un proyecto para madres en situación de pobreza y sin acceso a un trabajo formal. "El objetivo es enseñar a coser a desempleadas", cuenta.
Con sólo dos máquinas de coser aprendieron los miembros de la organización y señoras del Comedor Niño Jesús, de Chacarita. Mejorando la calidad, las terminaciones y sumando talles tomaron forma remeras para hombre, mujer y chicos con la imagen distintiva de un pulgar hacia arriba, logo de marca. "Están en condiciones de manejar una máquina de coser, pueden armar su propio taller con ayuda y apadrinar a otras. Tienen capacidad suficiente para generar su empleo, ya sea confeccionando remeras Mediapila, instalando un taller de arreglo de ropa o haciendo prendas a pedido", sintetiza. En la actualidad logró crear un taller de capacitación, donde se dictan clases de corte, estampería y confección. Además, cuenta con otros seis, donde trabajan 36 mujeres para producir remeras que venden en colegios, universidades, iglesias y ferias navideñas.

Valorizar lo propio
Desde hace cinco años, Martín Churba avanza a paso firme con Tramando, que incluye el diseño de indumentaria, accesorios, deco y campañas de trabajo social. Lo primero que hizo en 2004 fueron guardapolvos con los entonces piqueteros de la Cooperativa La Juanita con un plan llamado Pongamos el trabajo de moda. La idea era reactivar unas máquinas de la cooperativa y acordaron confeccionar guardapolvos, "una prenda que preserva la identidad, protege e iguala a maestros, médicos, chicos o mecánicos", recuerda. Con su ayuda, la cooperativa se capacitó, etiquetó y estampó, y sus producciones comenzaron a venderse, sosteniendo el taller hasta hoy. Allí confeccionan cientos de delantales para otras empresas, y bolsos, remeras y pufs para un jardín de infantes.
Luego de este éxito, Churba fue convocado en 2007 por Red Puna, grupo formado por más de 30 organizaciones de campesinos y aborígenes que querían optimizar sus artesanías. Y así lo hizo, las revalorizó con calidad y conservando su hechura artesanal. ¿El resultado? Nuevos canales de comercialización y una colección de alfombras, cubrecamas, manteles y suéteres que Churba exhibirá en su tienda próximamente. En paralelo se metió con el Grupo de Mujeres Artesanas de la Villa 31 para fabricar objetos para el hogar a partir de descarte. Lo realizan con orillos de tela que él les provee, tejiendo hasta formar portalápices, floreros, individuales, pantuflas y carteras. El trabajo es a pedido, capacitando a las tejedoras a medida que se incluyen productos. Para esta Navidad sugiere un set de escritorio, con portalápices ($ 120) y una jersey bag , funda para notebooks ($ 270).

Criterio sustentable
Desde hace tres años la filosofía de Alejandra Gottelli es crear prendas con recursos renovables, fomentando el comercio justo, el cuidado del medio ambiente y siendo socialmente responsable. Pensó en tapados, sacos, abrigos y así nació Cúbreme. Usa hilados orgánicos y fibras naturales de camellos, guanacos, llamas y ovejas mansamente criadas, esquiladas y cuyas lanas no se tiñen para que conserven las cualidades térmicas. Su objetivo es revalorizar lo autóctono con una confección personal. Trabaja con hilanderías, telares y talleres de sastrería que conocen las cualidades de esos tejidos y logran prendas clásicas con toques contemporáneos. "Tanto la materia prima como los artesanos son parte fundamental de este proyecto", cuenta Gottelli, que supervisa la cadena de producción desde el trato de los animales, pasando por el lavado de los hilados con productos biodegradables, la producción en el telar en condiciones laborales óptimas, hasta la confección manual. "Crear prendas orgánicas que contribuyan al mejoramiento social, económico y ambiental es posible", dice orgullosa la diseñadora, con su primera colección lista para exportar.

Por María Elena Baggio

Más datos:
http://www.juanadearco.net/ , 4833-1621; http://www.cosiendoredes.com.ar/ , 4126-2950, interno 2987; http://www.mediapilapais.com.ar/ , 4371-9617, y ferias navideñas, jsarasola@mediapilapais.com; http://www.tramando.com/ , 4811-0465; agotelli@cubreme.com, 15-4870-2502.

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